martes, 14 de febrero de 2012


Reflexiones carnavalescas, sin máscara

En un paseo no programado por gentes de bien hoy situados en otras dimensiones, he de reconocer me lo paso bien en sano ejercicio mental de añoranzas y debilidades repetidas. A Bergamín mi si, que la “ vejez es una máscara ” que no quiero quitarme, pues no deseo descubrir rostros infantiles en un  alma que se evade y me sabe a poco, dominándome por momentos el abigotado Salvador de Port LLigat con su loa a la vida desquiciada, serena o deseada, demandando esa fiesta continua para quien  se fuerza por positivar sus desvaríos y forzados silencios, respuestas en espera, en búsqueda , reflexivas y nada dominantes, pues no es eso me propongo y así dispongo.

He tenido que recordar a Quinto estando en sexto, a Horacio “ el flaco” para embeberme de aspirada sutilidad en un humor necesario y cada vez menos natural, humor que adolece de lógica con o sin química interpartes o a bis, o  en otras disyuntivas por protagonizar.

Y es que mi grueso Wínston del puro a punto bien acierta con la imaginación que consuela aquellos que desean y luchan por considerarse hombres o mujeres, mejor personas, pues el humor en búsqueda o ejercitado y presente, al menos consuela a los que  presumimos de estar en el camino.

Quizás y como Popper estemos en lo cierto y estéis equivocados en paradoja de doble sentido, quizás o sin quizás a la verdad , a tu verdad, nos acerquemos , si te esfuerzas, si me esfuerzo, dudando por instantes valga la pena en estos tiempos de siglo que me enervan, echando de menos la teórica grandeza de nuestra racionalidad dominada.
Y Félix, Samaniego de mis fábulas, me llama al premio de los aduladores, a quien bien sabes que no oigo como a los de quienes de vuelta de todo se muestran y manifiestan, maestro Machado el del descanso de Colliure, pues bienaventurados o lastrados, no han ido a ninguna parte de regreso y toma de conciencia.

Cierto es no colecciono ambiciones, no me siento esclavo de lo poco que deseo por sentirme libre de deseos banales, consumistas de “nada que es nada”, por prescindible y jodidamente mal interpretado, cuestión de prioridades y saber que es lo que necesitas para  ser tú en tus circunstancias. Y si ambiciones honor, que sea honor y no honores y mi aprecio por Rabindranath, mi leído y consultado Tagore, más hindú que anglo, más  simbólico que mágico, más comprendido en años de juventud.
¿ Siempre digo, siempre dices lo que siento, lo que sientes?... y es que Don Gabriel G. Márquez,  uno lo intenta y a veces interesa, otras por exigencia, las menos por táctica o estrategia, pero todo vale, depende de para quienes y  a resultas y el tal y cual y final de párrafo de compromiso con el no se me enfade.

 Y no me puedo abstraer de la dulce  Houston, de su “HOw will i know”, deseándole nuevos guardaespaldas allá donde desee seguir gospeleando, y mi reconocimiento.  No se si ella descubrió la piedra que caía  y como la amada Luna no lo hace, no sé si ella llego a darse cuenta de que representan el mismo, pero Sábato así me lo  recuerda, encontrándome descentrado en un fenómeno que no me seduce, como a tantos.
Los genios, las genialidades  buscan las alianzas con las brujas buenas, con las blancas , intentando liderar el  movimiento de indignados por el Mundo... sólo es cuestión de exigirlo, esperarlo llegar, creando las condiciones, acabando con otras que nos asfixian. MI basta, deseos de salud e inapelable final.





Pedro Gallardo, Ciudadano

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