jueves, 3 de mayo de 2012




¡Qué gobernantes, qué país!

Estamos en recesión. Las rentas del trabajo de los que trabajan, cada vez menos, las clases medias y cuarteadas cargan sobre sus hombros la pesada losa. La renta básica de emancipación se ha emancipado sin que muchos jóvenes nini y mininis la hayan conocido, oído o disfrutado. Las becas tocan a mérito académico y a discrecional aplicación, siendo una falacia la igualdad de oportunidades, demagogia, canto de sirenas que no encuentran un Ulises u Odiseo al que camelar.

Trabajar y ser mamá, maternidad o trabajo se hace más difícil. La jornada reducida o limitada están sujetas a limitaciones cardinales. La ley para la dependencia congelada y con parálisis efectiva, a esperas haya un copagazo, modelo atención sanitaria y se convierta en limitada, selectiva, testimonial para los que no se atrevan a gozar de su bien ganada esperanza de vida, pues vivir a ciertas edades, apreciados amigos, no sale a cuenta, no sale a cuenta, no sale,no...

Las energías renovables se seguirán estudiando en los libros de texto, lo eólico, mareomotriz, geotérmico, no contaminante, qué bien suenan, pero eso, suenan y nada más. Una nueva ley sustitutiva de la actual de costas, urbanizará fantasías naturales de nuestro litoral y habrá menos protección pero, dícese, se revitalizarán los mercados, esos que mueven nuestros hilos y oligopolizan déspotas y mentes serviles a  un neoliberalismo que teme ante un ciclo que se les escapa. Y lo saben y reaccionan con políticas que protegen sus inquinos intereses.

España en el exterior es menospreciada sin que actúe “ desatinos o el mierda al que acusó el reaccionario Don Reverte ”.Y me pregunto,  donde andan Don Mariano. Margallo y Cía, ¿ porqué quienes defienden sus intereses nacionales son los que dañan los  nuestros ?, ¿ hasta que punto nos es legítimo cuestionarles su destino e independencia?, preguntas, preguntas que se salen del guión y te hacen escuchar el “ eres poco patriota”, por suerte superado.

Aquellos que ahora proclaman la bandera de la austeridad, derrocharon hasta la saciedad en sus autonomías de azul y venden el déficit cero como la salvación y la panacea de la excelente gestión, disfrazando los ingresos y gastos en como se priorizan las partidas, hoy menos sociales, menos  universales, recortes, recortes, elegías y serenatas que nos dejan ver una realidad que han forzado equivocados cheques en blanco de un pueblo con falta de conciencia democrática y verse en el otro, pues los espejos engañan.

Ahora resulta que una sentada, una concentración, una manifestación distorsionan, pueden ser delito y ancestrales aires mustios de autoritarismo nos impregnan el ambiente y sesgan derechos consustanciales al ser, en democracia y libertad. Martin Luther, Gandhi, Rosa Parks, y tantos nos siguen llamando a la resistencia pasiva y pacífica, por mucho que nos quieran aplicar una violencia que genera el establisment de turno y sus empecinados objetivos de desacreditar a todo aquello que se mueva  o salga del guión.

  Ahora toca desacreditar al movimiento sindical, atomizarnos más, desprestigiar, dividir, temiéndome de sus ansias no confesas de ilegalizar por molestos, desfasados... y que caigan como otro muro de Berlín, expresión de desacierto  de Esperanza, que se mofa de la historia que no quiso compartir por otras añoranzas y adalides desalados.
 Semblanzas, escenas de mi país, qué país, qué gobernantes, pero esto continua, reclamando entre otros y no es pedir mucho, el derecho a ponernos enfermos en verdad de la buena. Salud, salud mental que falta hace.



Pedro Gallardo, Ciudadano 

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