martes, 15 de mayo de 2012



La fuerza de una respuesta, esperada

No, no he llorado por no haber perdido la luminosa vista del Sol del mediodía desde mi ventana. He llorado en el atardecer esperando a las estrellas, guiadas por ese lucero de la mañana, la mensajera de la respuesta esperada, el sosiego  en este casi sexagenario, cómplice de la señora tristeza por momentos, lección de fortaleza, bella por momentos.

El ¡ hola!, ¿ tiene hora? Y el “perdone no recuerdo el nombre de la calle”, no han tenido protagonismo y me alegro, no se si por iluso o por admirador del concepto de felicidad triste de nuestro amigo Mario, el gran Benedetti, que arropa en tu refugio  el ¡levántate y anda compañero!, y así hago.

Sophie Zelmani, ese ángel no me ha dejado estar y sentirme solo, compartiendo su terrenal “Dreamer”. No me he considerado necio por decir lo que pienso, rompiendo rigores y normas y por ello incomprendido, agradecido, emergente o desaparecido sin razones. Gracias a mis amigos de la Tolkia feliz que te animan a seguir siendo tú y a cambiar el ritmo imparable del atomizado borreguismo. Ellos lo saben y desde otras dimensiones, en espacios ya explorados, saben del valor de la coherencia y el respeto a tus raíces, viniendo de lejos y aspirando a ir más lejos si los hados lo deparan.

Sabía, sabía que ocurriría, y he sentido euforia por momentos incontrolada, pero mis queridos alumnos al momento me han llamado al orden de mi polifacética gestual, y siendo un instante, me ha llenado  y me he sentido acompañado  y consciente de lo que me juego cuando expreso en esta realidad melillense, ”sui generis”, especial, dejando los detalles para otra, puede que siendo conveniente más en el tú a tú, sincero e intimista.

Hoy, he dejado en u segundo plano al Nobel Krugman con sus vaticinios de corralito para este patio. Hoy he dejado  a de Guindos pedir solo el SOS ante la histórica escalada de nuestra obligada “prima de tormentos” Hoy no he profundizado en la relación presunta del rey con Nóss, me ha resbalado y no se alarmen en forma pasajera por efectos de otros efluvios sentimentales y hasta Rato me ha parecido menos largo y de  cercano recorrido cabalgando en el Consejo de Repsol.

La fuerza de la respuesta, el sosiego, la razón, mi forme deseo de seguir unidos, salvando obstáculos de parte y parte. Y es que nos ha tocado protagonizar despedidas incomprendidas y abrazos de renovación. Yo, amigos, me apunto


Pedro Gallardo, Ciudadano

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