miércoles, 25 de enero de 2012


Postrado el Mariscal Rojo, a esperas de treguas por llegar

Ando yo aunque estoy bien aposentado en sillón giratorio, ando yo postrado, debilitado en términos físicos y  de interiores defensas neutralizantes de tanto microorganismo ambiental, resistentes , adaptados  y a tocarte la moral, que se encierra en sus bastiones de pacífico guerrero.
Por qué será que una recaída a cierta edad, te afecta tanto, recordando esos años de mozalbete en que te comías medio mundo dejando el otro para la panda. Te duelen hasta las pestañas, los huesecillos hasta cartilaginosos.  Moqueas  cual catarata bi o uni gravitaria según le venga en gana a ese ejército de microtanques, ávidos de devorar lo que al paso les saliere corriendo el paperamem arrulado,  a ocupar volúmenes de papeleras estratégicamente situadas.
Estornudos repetidos, inesperados, velillas intermitentes, aguaceros o  viscosas columnillas de caracol imitado. Toses, picores de garganta, olla de silbidos de bronquios excitados... y lo que más place, aparcando que es gerundio el cigarrillo, mi locura de amor, mi amigo a aparcar , no se cuando ni como ni donde, pero a llegar, irremisible verdad, de este débil marlboriano, tocadillo, ora pendiente del acontecimiento del  mes, del dios Messi y fortalecer la dominancia interpartes, ¿ o nó,  mis admirados rivales  de ilusión bien situada?
Eferalgan  diluido, Utabón  que descongestiona, Foster inhalador, sin dejar de lado, lo habitual para un dislipémico  en carga heredada, tensión a controlar, no pasarse del pelotazillo emotivo y sugerente, de momento ¡ nones Gallardete!, a cuidarse mi amigo, que somos dos inseparables, como uno, siendo uno, a veces dos, por conciencia avizor que no cobra emolumentos, que juega su rol, que equilibra desmanes, excentricidades circuncéntricas, o me aparta de vasallos y peloteros de ocasión.
 No quiere ir a los finales, sin hacer referencia a es juez murciano que no considera denigrante golpear en la boca a una esposa, y en un lapsus mental circunstancial no puedo dejar de pensar, en mis ganas de darle un sopapo morrocotonudo a semejante  interpretador de leyes y escanciar de injusticias. Se que son efectos de las décimas de fiebre vespertina en este anochecer en clavada octava hora, hora para otro churriagazo contenido salvándose el papel por no uso y pantalla  toa blanquita, de líneas que me piden , ese final, ese que llega. Y claro, mi salud para todos, pero permítanme que me queda con un poquito más de reclama, por pura necesidad. Mañana será otro día y esto evoluciona, espero con ganas de seguir recordando a Cataplasma, y a Pozi de Andalucía, genio de sus verdades. Que haya encontrado su merecido lugar, la sonrisa interdental peculiar y liberada, en viaje ilimitado en siderios, de momento , sin hiopotecar.
Pedro Gallardo, Ciudadano


No hay comentarios:

Publicar un comentario