domingo, 15 de enero de 2012



Encuentros en la indefinida y temporal fase
 “ pues fue cerca, muy cerca de casa, casi a la vuelta de la esquina..”
Me lo ha puesto difícil Manolo, mi amigo del “ Argentino ”, cuando me ha pedido un artículo, corto , breve, concreto, directo, comprensible para todos de la Historia de nosotros hispánicos, arrancando desde la  Primera República decimonónica. Le he dicho entre buchito de copejo  etiquetado en negro y agua para rebajar, que no me encuentro en condiciones de tal reto, cada uno hace lo que puede y al alcance está, no siendo esto lo que me  seduce, motiva o lleva a satisfacer historias que no  me proyectan y más bien me llevan a las dudas razonables de contextos sin tan siquiera imaginar.
Me sigue diciendo Manuel, Manolo, mi amigo próximo , que me lee y a veces se pierde, no llegando  a captar la sabia síntesis; que sea más cercano, más popular, más didáctico y  antiencantador de serpientes; que se pierde ,  que me quiere entender y que se queda a medio camino, que piense en los que  no tienen ese nivel de conocimiento que me otorga, no siendo  consciente de mis distancias, pues me expreso como siento, satisfaciendo egos y causas pendientes, que así  reconozco, escribano de cuatro, de aspirante redoble progresivo de  atentos o díscolos, de mi gente.
 Es por lo que me dejo para otra, por impotente llegador, a Figueras, a Pi y a Margall, a Salmerón y a Castelar, aunque este nombre  postrero me lleva a recordar como en  su punta callejera más próxima a la Purísima, este que les despista, distrae o enerva en positivo, inquieta o recuerda tiempos interiores pasados, tuvo la fortuna de salir a la vida, teniendo a Sagasta por calle cómplice, infantil y de correrías multidireccionales, ¡ esos cincuenta !.
Que no Manolo, que no me siento capaz de dejar mi federalismo sin vivir, que no me siento centralista ni Borbón ni juancarlista, que la sangre azul me suena a cuento, que le pido a los Reyes protagonicen su gran gesta, que vuelvan a la plebe, a ese rol plebeyo que les  devolverá y compensará, con olores a pueblo, a padecer y a reír, a  ser lo que nunca debieron abandonar, pues la historia les concedió un privilegio desenraizado de su origen y de esa manzana que nos hizo concuspicentes,  menos yo, que me resisto a la fuerza  de lo irracional, impuesto y de escuela alienada, del régimen caído, de esa Iglesia del interesado bien y mal, penitencia y ejemplo tendencioso y oprobioso, fuere en Marzo o en Febrero, de entonces y de hoy, o mañana a no guardar.
 Y apreciado Manolo, amigos de las movidas mañaneras, de la sonrisa  esperada y buscada, que entiendo lo que me pedías, que soy sincero, que se que me transmites que no “ estamos preparados para ser  actores de esta democracia laxa, convenida y superficial ”; que te entiendo pissscha,  que escucho tus argumentos sobre el  tiempo del huevón y su seguridad en las calles, su aislamiento internacional dices para preservarnos de ¿?, pero que no entro en discusión para que las gotas de complicidad, alterne y  barra próxima, nos sigan deparando momentos de encuentro y de dicha, y de ofuscaciones controladas, siendo más demócratas que lo que el momento nos dispensa u otorga.
Y cuando daba por zanjada la diatriba, la sana discusión, la temática abordada, me dijiste que el punto de partida fuese sobre la II República, cambiándome los esquemas del hacer y de su intento, directo, próximo, corto, breve y comprensible. Y respiré por el  margen concedido de casi o sin casi sesenta años, siéndome igual de complejo el reto, pues sigo trascendido y creo no engañado, que estamos cerca de la III, y que mis borbones acabarán por claudicar y ser ciudadanos de estos tiempos, próximos por llegar. Y que uno y otros, los veamos ,para dicha de  los que tanto, atrás y recordados, ansiaron.

 En fin,  Manolo, que uno hace lo que puede, que este sábado o  domingo volveremos a hablar del gobierno, de este país, del tiempo y de la cruda y próxima realidad, que nos convierte en seres  que reclaman su protagonismo, sin derecho a repetición de aciertos, errores , como la vida misma, como  estos puntos suspensivos que nos sitúan en el interrogante , la respuesta, la espera , la satisfacción o ¡ vaya Vd, a saber!, pues pienso que no hay nada atado, ¿ o si ?, dejándolo a tu albur. Mi salud y deseos de lo mejor, pero para todos, aunque sea  eso, palabras y demandas de  una soledad superada, de amigos con quienes compartir estos deseos.
Pedro Gallardo, Ciudadano

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