Creo ha llegado la hora de hacerlo con orgullo. Lleguen o no
lleguen de Oriente, salgan o no de noche cálida, fría o intespestiva, reconozcamos o no su esfuerzo
en repartir ilusiones con ayuda de pluriempleados con contrato o desazón.
Y es que el evangelio nada privativo ni apócrifo consultado no me habla de reyes y si de
magos del Corte inglés o meda o del Zoroastro de aquellos tiempos que
recordaban y plagiaban otros. Es que no
pude estar en San Apolinar Nuovo para decirlo y enrabietar a los ravenenses en
aquella Epifanía de alto copete, por mucho que hiciera viajar mis pensamientos,
vagando en ilusiones y derrochando amor a esperas de las esperanzas crecidas y
maduras, por mucho que Marbus me lo incitase en el momento de marras. Pero
claro... de eso pasó ya mucho tiempo, un tiempo que me permito interpretar
dando saltos de saltimbanqui en este circo de la vida.
Aithisarea Mgalath, Melichor Serakin en hebraico y Gathaspa o
Galgalaht según tu gusto, me han confesado su deseo de abdicar pues han
descubierto que su sangre no es azul, que no tienen linaje, que sus pajes son
de ocasión y sus camellos simples invitados de ocasión. Se lamentan de
estas fechas y de una crisis para la que no tienen
cobertura en llegar a todo ser viviente que se merezca ese día de ilusión, pues
seguirán unos con hartura y otros con falta , y eso , les enerva por plebeyos
disfrazados que interpretan una tradición sin querer ser traicioneros a sus
principios o finales de deseado ciclo.
Lejos, lejos quedan los días en que el poeta metapeño, en que
Rubén me cautivó en la clase de Ataque
Seco donde Don Cristóbal García Maese nos guiaba. Mucho ha pasado no
pareciéndolo por momentos, en que “ salían los
Reyes a adorar al Rey Niño, flor
de infancia llena de una luz divina que humanizaba y doraba a la mula y al buey”. Reciente, actual, de ahora es mi fondo de
inspiración y compañera, mi Mercedes Sosa india y argentina, cantándome y
cantándole a los Reyes de entonces, a los magos de hoy, a la magia de siempre.
Así, así es la vida, en la que uno cree en ello al principio
y pantalón corto , en la que luego uno deja de creer y en la que al final
termina haciendo de rey Mago , blanco o negro, disfrazado y como adulto
consumista y pagador. Así, así seguimos
dando cuerda e interpretando, sin evasivas mas o menos convencidos de que todo
es mentira y verdad según para qué y con quienes. ¿ Los sueños pueden convertirse en hechos?,
mientras tanto y esperando respuesta a
este interrogante, sigo soñando despierto, deseando dormir libre de sueños
probables o imposibles, plausibles o indecorosos, pues todo se mezcla siendo
esta su libertad, siendo yo el separador de mieses y reponedor de voluntades,
de esperanzas con espera, de pasiones y relaje.
Lejos, lejos quedan esas imágenes del primer regalo, de ese
fuerte americano de cartón destruido por un aguacero del 58 casi al instante,
pues no había para más, n o habiéndolo
sido por los rostros pálidos malos de la
película, no habiéndolo sido por dejadez, siéndolo por esas aguas de Enero y nacimiento.
Solo deseo que los Reyes se hagan republicanos, se contagien
de nuestra indignación nada resignada, contraten a Diego Corrientes, al
Tempranillo y a cien más para
repartir las sobras de tanto aposentado.
Solo deseo valoremos lo que tenemos por
muy poco que nos parezca, pues es tangible, está ahí, es nuestro, y que el
desdichado lo sea quien así no lo valora.
Y Gloria Fuertes me
sigue encandilando, su ingenuidad me provoca sonrisas y sonrisas, recuerdos de
ese libro, ese libro de ilusiones versadas que yo pienso regalarle a los deseo
abdicantes, al menos por un día.
Cultivando esperanzas, vagando en pensamientos, despertando ilusiones,
afrontando el camino, recordando a Coelho, siendo yo y mis circunstancias,
disfrutando.
Pedro Gallardo,
Ciudadano
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