jueves, 2 de agosto de 2012



Gramanetum hasta pronto, Rusadir ya próxima, cuestión de días
Hoy, despedida que me descontrola las emociones. Temprano, excesivamente temprano, parecía el amanecer me esperase a mí y yo le sonreía con agradecimiento, montaña al fondo nubes en alto fijas, nada sometidas al amigable viento apaciguador de calores y tensiones dulcificadas por el paisaje que ilustró mis indomables vasallajes durante treinta y más de años.  Llega la partida y uno siente un agridulce sabor de mezcolanzas del pasado y el encuentro y la vuelta a casa, a esa casa que fue cuna y retorno voluntario para dar de mi lo que mis hados y delfos acordasen en términos de democracia sideral y mental adolecida de realidad y de desligar de cadenas.
 Preparo el retorno a una ciudad donde me espera la caña subvencionada y la tapa amigable, subvenciones que se me escapan por doblar el requisito de la edad sin tener en mi caso necesidad pero hay otros, muchos   que no entienden de jaimas o tiendas playeras de ocasión, pues expresar sus necesidades en el centro neurálgico de la Plaza de  España les molesta,  lo politizan y prescinden de lo que les molesta y enerva en demasía, puede que al unísono coincidente celebrando nada austeros protocolos  a cargo del massa, el leal y reiterado buen Señor de multitudes enmarañadas, por esa tela tejida y débitos  que anulan voluntades de incierto transcurrir.
Este artículo reflejo de una personalidad que necesita salir a flote público, es respuesta a un nones de la técnica, a un encuentro nada intimista con un  ordenata portátil de nueva generación que me hizo la pirula al escribir ilusionado el opinante contrapunto número trece de este ya pasado  Julio  alocado. En el frustrado texto no recogido por no parécese guardar, parlaba moi de las excelsas plumas que adornan los medios impresos de nuestra Melilla, de Antonio Henares y cien más con Jauregui, Rafael Torres, Lafora   quedándome por paisanaje con mi admirado Juan Aranda y sus cartas purísimas y a la Purísima, sentidas y testimonio de seres, de españoles que merecen algo más que el anonimato  recobrado de una historia que necesita de sus hechos y tanto dado a estos que les recordamos.
Este periodo vacacional en lares peninsulares me ha cambiado por momentos más que repetidos mi necesidad casi diaria de expresar y con suerte llegar a vos, mi esperado amigo. He sentido  nostalgia, aprecio a mis  diferentes, comprensión ante tanto interesado indiferente y, lo que es más de lo mejor, me he dado cuenta de que sin vosotros,, mi proyecto de un mundo mejor y de una sociedad en paralelo y por respuesta de lo anterior, no tienen razón de ser.
 He sentido la necesidad de y así lo hago ,balance de lo producido en tres años de maravillosa estancia de regreso, dos dando testimonio impreso de mis neuras y avatares. No me quejo en voz alta, no me ha sido fácil llegar y abocar pluralidad a una realidad tan especial y no en sintonía con mis anarcos y rudimentarias veleidades, `pero os aseguro ,os afirmo que a pesar de todo, mis deseos de seguir mostrando contrapuntos ciudadanos que os hagan sentir lo que os es propio o  argumentos a la  contra porque tocan defender estatus y conciencias encadenadas que a mí me saben a regaliz del  Parque Hernández y porretes en la sombra ( la Dictadura fenecía pero daba por culín, por mis muertos y sin exagerar).
Escribir, opinar, expresar me llena, a sabiendas de que a menudo he sido infiel a los consejos de mi querida “Diana”, cuando me advertía  de que diese fe de personajes que a veces desconozco, siendo huraño y rondón de lo irrespetuoso con quienes me han dado oportunidades de expresar lo que siento y heredo muy adentro.
 Bien, recuperada la técnica, cerciorado de que se me alía la técnica y el saber hacer uso del guardar para extender a otras dimensiones, quedo a falta de siesta reparadora que prepare mi i pilotaje nocturno por autopistas de subida al 7,5% y mi cabrones de pronta respuesta en lectivos y fiestas de guardar.
 Mañana desde la Almería de mis indalos, desde las  tapitas a ras de mar, esperaré la visión de estos palabros transformados en algo serio más que yo y si es así, brindaré por la complicidad de quien me da jarilla, allende, en cercano mar. Mi sed buenos o al menos   intentarlo, de uno que  sube según la escalera de la vida o la vela que baja con luminosa observancia de lo  vivido, esperando los vientos sean de calma, de sosiego y esperanza. ¡ Qué os quiero lesches, entendiendo porqué de adolescente en mi Tesorillo de los setenta me llamaban “cariñoso , pegajoso y  telescopio de mariquitas omnipresentes”!. Y es que entonces el río y su puentecillo, eran otra cosa, pelillos y pajillas a  recordar, jeeeee…. Fin.
 PD: a Paca la horchatera, a la Fefa y Juan Ríos con todo mi afecto y compresión, en historias y capítulos  pendientes de versar.
Pedro Gallardo, Ciudadano 


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