sábado, 15 de febrero de 2014




Me observo a mis sesenta y uno y ni uno o cero neutro más, de momento


Me veo en el espejo de la vida, más mayor, con arrugas, a veces encogido y por respuesta enaltecido, con consecuencia de agujetas de la no costumbre y hábito sin docilizar...

Me veo, en mis raíces, emergente, creciente, lascivo a veces, contestatario sin fronteras pues no las atisbo por ciego ante los intereses del reputísimo Sistema

Me veo, sin ulleras gafotoides a la catalana, pues salvé el problema con unas cataratas de infinita satisfacción

Me pongo de fondo musical a Heredia mi argentino universal y a León Gieco de bis al igual de humano y proyectado.

Me veo, me observo hasta elegante, recio, serio, sutil y enervado, casto no, pues me puede la lascivia del deseo sano, natuchachi de natural.

Le canto a la tierra, a la tierra de mis seres, sobreviviendo, lanzando proclamas no en estéreo de libertad, de justicia y auténtica solidaridad.

Me observo a los sesenta más uno, veo crecer mis raíces del subsuelo, abrazar al aire y a sus componentes nobles, mezclándose con dióxidos y oxigenantes elementos de alegrías y tristezas no sé si a la par
Renuevo los fondos musicales, llamo a  Sosa con sus Mercedes y le digo, espera, que tu sitio es inocupable y totum perceptible , india de las Américas antes que  Vespucio, portulano universal
Me llamo a centrarme, decrepitando efluvios mañaneros de fin de en sus inicios, clamo al Sol, despejo nubes y brisas unidireccionales, su padre, su origen, el padre VIENTO, adormecido o calmado, para otras refriegas de su proclamada madurez o senil ingravidez...

Raíces, flores de febrero adormecidas, enquistadas en su seno, liberadas de abortar pues eso en noble vegetal no está contemplado por el Olimpo de las plantas, aceptando la espera que interprete sus pasiones y embeleses...y que ese dios de dioses, les prometió un crecer, legran do los colores y destellos del espejo de las vidas, de su propia vida.

Raíces, mi deseo, que sigan emergiendo... las semillas con el honor de saberlas mías, sin ADN a autentificar. Lo mío es mío, con o sin voluntad, no ha lugar al engaño que devora farsas y situales ocasiones...

Mi abrazo Gieco, que no me muerda suavemente el león; mi abrazo Víctor, que Paris siga siendo nuestro encuentro sin fecha, claro es, anunciado.

Pericassi ( en sábado, añorando amigos de allende de sus corporales roces de cariño y humana, complicidad, no digo torera, a mi manera)




PEDRO GALLARDO, CIUDADANO


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