Gramanetum hasta pronto, Rusadir ya
próxima, cuestión de días
Hoy,
despedida que me descontrola las emociones. Temprano, excesivamente temprano,
parecía el amanecer me esperase a mí y yo le sonreía con agradecimiento,
montaña al fondo nubes en alto fijas, nada sometidas al amigable viento
apaciguador de calores y tensiones dulcificadas por el paisaje que ilustró mis
indomables vasallajes durante treinta y más de años. Llega la partida y uno siente un agridulce
sabor de mezcolanzas del pasado y el encuentro y la vuelta a casa, a esa casa
que fue cuna y retorno voluntario para dar de mi lo que mis hados y delfos
acordasen en términos de democracia sideral y mental adolecida de realidad y de
desligar de cadenas.
Preparo el retorno a una ciudad donde me
espera la caña subvencionada y la tapa amigable, subvenciones que se me escapan
por doblar el requisito de la edad sin tener en mi caso necesidad pero hay
otros, muchos que no entienden de
jaimas o tiendas playeras de ocasión, pues expresar sus necesidades en el
centro neurálgico de la Plaza de España
les molesta, lo politizan y prescinden
de lo que les molesta y enerva en demasía, puede que al unísono coincidente celebrando
nada austeros protocolos a cargo del
massa, el leal y reiterado buen Señor de multitudes enmarañadas, por esa tela
tejida y débitos que anulan voluntades
de incierto transcurrir.
Este
artículo reflejo de una personalidad que necesita salir a flote público, es
respuesta a un nones de la técnica, a un encuentro nada intimista con un ordenata portátil de nueva generación que me
hizo la pirula al escribir ilusionado el opinante contrapunto número trece de
este ya pasado Julio alocado. En el frustrado texto no recogido
por no parécese guardar, parlaba moi de las excelsas plumas que adornan los
medios impresos de nuestra Melilla, de Antonio Henares y cien más con Jauregui,
Rafael Torres, Lafora quedándome por
paisanaje con mi admirado Juan Aranda y sus cartas purísimas y a la Purísima,
sentidas y testimonio de seres, de españoles que merecen algo más que el
anonimato recobrado de una historia que
necesita de sus hechos y tanto dado a estos que les recordamos.
Este periodo
vacacional en lares peninsulares me ha cambiado por momentos más que repetidos
mi necesidad casi diaria de expresar y con suerte llegar a vos, mi esperado
amigo. He sentido nostalgia, aprecio a
mis diferentes, comprensión ante tanto
interesado indiferente y, lo que es más de lo mejor, me he dado cuenta de que
sin vosotros,, mi proyecto de un mundo mejor y de una sociedad en paralelo y
por respuesta de lo anterior, no tienen razón de ser.
He sentido la necesidad de y así lo hago
,balance de lo producido en tres años de maravillosa estancia de regreso, dos
dando testimonio impreso de mis neuras y avatares. No me quejo en voz alta, no
me ha sido fácil llegar y abocar pluralidad a una realidad tan especial y no en
sintonía con mis anarcos y rudimentarias veleidades, `pero os aseguro ,os
afirmo que a pesar de todo, mis deseos de seguir mostrando contrapuntos
ciudadanos que os hagan sentir lo que os es propio o argumentos a la contra porque tocan defender estatus y
conciencias encadenadas que a mí me saben a regaliz del Parque Hernández y porretes en la sombra ( la
Dictadura fenecía pero daba por culín, por mis muertos y sin exagerar).
Escribir,
opinar, expresar me llena, a sabiendas de que a menudo he sido infiel a los
consejos de mi querida “Diana”,
cuando me advertía de que diese fe de
personajes que a veces desconozco, siendo huraño y rondón de lo irrespetuoso
con quienes me han dado oportunidades de expresar lo que siento y heredo muy
adentro.
Bien, recuperada la técnica, cerciorado de que
se me alía la técnica y el saber hacer uso del guardar para extender a otras
dimensiones, quedo a falta de siesta reparadora que prepare mi i pilotaje
nocturno por autopistas de subida al 7,5% y mi cabrones de pronta respuesta en
lectivos y fiestas de guardar.
Mañana desde la Almería de mis indalos, desde
las tapitas a ras de mar, esperaré la
visión de estos palabros transformados en algo serio más que yo y si es así,
brindaré por la complicidad de quien me da jarilla, allende, en cercano mar. Mi
sed buenos o al menos intentarlo, de
uno que sube según la escalera de la
vida o la vela que baja con luminosa observancia de lo vivido, esperando los vientos sean de calma,
de sosiego y esperanza. ¡ Qué os quiero lesches, entendiendo porqué de
adolescente en mi Tesorillo de los setenta me llamaban “cariñoso , pegajoso
y telescopio de mariquitas omnipresentes”!.
Y es que entonces el río y su puentecillo, eran otra cosa, pelillos y pajillas
a recordar, jeeeee…. Fin.
PD: a Paca la horchatera, a la Fefa y Juan
Ríos con todo mi afecto y compresión, en historias y capítulos pendientes de versar.
Pedro Gallardo, Ciudadano
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