ACABANDO EL
BALANCE COLOMENSE, EN ENTRADA DE AÑO (III)
Desvinculado de la
Presidencia de FAVGRAM, la
federación vecinal colomense, he de reconocer pasé unos meses tocado, pero uno se levanta y sale más fortalecido, sobre todo si no tienes sentimientos de culpabilidad,
si uno va por la vida intentando ser íntegro por mamado y asumido. No supuso un
apartarse de lo que por muchos años fue mi vida, mi prioridad incuso restándole
tiempo a mi casa, a mi esposa, a mi compañera. Seguí conectado con mi barrio de
Singuerlín, volcado si cabe más con mi nueva escuela Primavera en la que me
volví a ver realizado, renovado. Seguí enfrascado en todas las movidas,
incontables en una Ciudad de tradición de izquierdas donde el poder les hace
distanciarse y temer al control del pueblo, ese pueblo que los legitimó y que
reclama ser más que un número.
Para mí la “PARTICIPACION” ha sido siempre eje
central de las demandas. A través de mi trabajo en el Consell de Ciutat
representando a mi opción política de EUiA, he
vivido momentos claves del devenir de esta Ciudad: la lucha por Can Zam
parque, un Reglamento de participación ciudadana acorde con los
principios del milenio ,la integración de nous vinguts, las demandas de
servicios, la defensa de la escuela y la sanidad públicas, los impuestos
progresivos en razón de poder adquisitivo,
a modo de ejemplo. La presión popular cuando procede me ha demostrado
que es necesaria pues el poder se acomoda y vuelve díscolo e intransigente.
Hay momentos que marcan de por vida. Uno de ellos lo fue la despedida inesperada de nuestras
dimensiones terrenales de mi camarada Alejo Castellanos, el
hombre que creyó en mí intuitivamente de principio y al que le debo en mucho mi
conciencia de clase y valores reforzados de progreso e izquierda. Lo fue también
el instante en que mi querido Ángel Pla
llegó a la Institución municipal siendo un ejemplo alternativo de lo que
es entender la política y usar uso de ella en beneficio de nuestro pueblo. El momento en que volví a una asamblea de mi FAVGRAM vecinal y demostré que no había
rencor y que ponía a su servicio lo poco o mucho que pudiese, aportándoles
ideas para un Plan de Ciudad desde una visión vecinal de nuestra realidad próxima a transformar,
nuestra Santako.
Fueron muchos, muchos
y vividos intensamente, preparándome mentalmente para el regreso, para el
retorno a mis raíces, pues necesitaba un cambio de orientación en mi vida, una
nueva realidad donde abocar la etapa final del viaje, recorrer otros caminos en
búsqueda de esa utopía compañera...
Treinta y un años maravillosos, más de media vida marcan. La
despedida fue sentida, emocional, no tengo palabras para describir lo sentido ni quiero extenderme.
Llegué hecho un jovenzuelo, sin experiencia social y de lucha y compromiso y me
disponía a volver a mi tierra cargado de valores, de compromiso, de conciencia,
sabedor de lo que esperaba y convencido de que lo hostil y estrecho no
rebajaría ni un ápice mi inconformismo ,
denuncia y rebeldía ante los instalados en este Sistema que oprime y deshumaniza. Sabía que en Melilla me
encontraría este panorama, pero estaba decidido, diciéndoles a mi gente
colomense, ¡ hasta siempre compañeros !
y mi promesa de no desvincularme que renuevo año a año. Llegó, tocaba
marchar.... Rusadir a la vista, nuevos horizontes.
Me iba con mi mochila cargada de sentimientos de
agradecimiento y con una fuerza puede que no acorde con la edad fruto de lo
novedoso a encontrar por más que sabido. Tenía y tengo claro que este Sistema
anula, domestica, oprime, explota. Que
esta democracia se instala en las palabras y vanagloria y las justifica sin
cumplir lo impreso y dándole la espalda a los desfavorecidos. Estaba mentalizado para un nuevo frente y a
acometerlo desde la soledad , desde cero, sin cómplices en espera... pero esto,
amigos, esto lo reflejaré en mi cuarta parte y final del presente trasiego.
Mientras tanto,
disfruto de Melendi, de sus lágrimas desordenadas, de Lish y su puto padre, hoy
3 de Enero en noche ya cerrada. Cierro, sintiéndome satisfecho de esto que
expreso, personal, propio, necesitado de desempolvarlo y someterlo a juicio y
sentimientos, a amigos y detractores, a desconocidos anónimos, al Sol y al
viento. Mañana mas...
Pedro Gallardo, Ciudadano
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