Hasta un próximo encuentro, mi
querido Manolo
Te has ido este primer día de otoño, viviendo espléndidas
primaveras. Lo esperábamos pero nunca uno se hace la idea hasta que llega el
desenlace, la partida hacia tu bien
ganado cielo o la dimensión desconocida hecha a tu medida.
Manuel Bartomeu, un
currante, un melillense de pro, un buen padre, mejor persona a la que en estos
momentos de tristeza le agradezco me baje a esta realidad incompleta, a este suelo que pisamos y en el
que tanto queda por hacer y con nuestras coincidencias y matices desde el
afecto entrañable.
Recuerdo tus
anécdotas, tu amor por el hockey allá en los años de mi infancia, tu ida a
buscarte el pan y la seguridad de tu casa a Valencia en duros talleres y fundiciones , a los Altos
de Bilbao, a la Catalunya acogedora de tanta forzada diáspora. Como fuiste
levantando y calmando tempestades, horas extras de sacrificio para, como tantos
vivir con humildad, sencillez y dignidad.
Intento controlar mis emociones, mi decaimiento, mis lloros
por momentos, queriendo seguir contemplando las estrellas, esas estrellas de
los cielos melillenses, esas imágenes de arraigo y amor al mar, a esas playas
y rocas del Hipódromo que tanto querías.
Hoy, ahora me siento un poquito más fuerte y dispuesto a
seguir el trasiego, yo indomable, discordante añorando tu pausa y consejo, la
de un cuñado, amigo y hermano, auténtico, ejemplar.
No, no es fácil
aceptarlo pues te has ido experimentado un deterioro acelerado, pues ese
Alzheimer y enemigo Lewis para colmo, te han tocado en desgracia.
Hoy, en estos momentos en que tantos sufrimos por la pérdida de seres tan queridos, una oda
a la vida, un llanto de despedida a la
liberadora muerte, un deseo de encuentro con todo en lo que creíste. Desde aquí
Manolo, tu recuerdo cual llama que intentaremos
se mantenga encendida mientras tengamos
constancia de ello, pues somos aves de paso y tenemos el vuelo temporalizado en
un tiempo que será protagonista de nuestras evasiones y eterna libertad.
Algo hay tan evidente
como la evidencia de la muerte, nuestra propia vida y mis gracias a Chaplin al
que tanto admirabas.
Hasta ese encuentro mi querido Manuel y que sepas mientras
tanto que tu gente, tus amigos, tu familia
se honran ante un “ buen hombre,
una gran persona ”. DEP, la vida
sigue, la vida...
Pedro Gallardo, Ciudadano
No hay comentarios:
Publicar un comentario