Bienvenido amigo Ahmed Messaudi,
hermano alfarero
“ De la preciosa Beni-Sidal, barro,
agua, fuego y sentimientos, que la vida es el arte del encuentro ”
Hoy Jueves o ayer
según lo leas, la Peña Botijera de Melilla
con nuestro Presidente José Marques López como promotor, celebrará el “ Día del botijo” rindiendo merecido homenaje al ciudadano Ahmed Messaudi, el
alfarero de la preciosa Beni-Sidal.
Se van a cumplir cinco meses desde que Pepe, nuestro José
conectó con el maestro alfarero, haciéndole innumerables visitas, dando su
tiempo y mostrando su interés, como en tantas otras facetas, a lo humilde, a lo
cercano, a la tierra y el agua, el fuego y los sentimientos, las formas y la
vida. Han sido incontables las veces, las visitas, los encuentros, traspolando
a nuestra realidad, despertando la adormecida añoranza por ese objeto del
pueblo, mágico, refrescante, el botijo en el presente, su alma y desinteresada
función, sus valores de enraizamiento con la tierra y la nube que la encharca,
las manos de quien modela y transmite parte de su ser, la paciencia y lo útil sobre todo, en este mundo de tanta
chabacana posesión.
Lo que parecía lejano gana proximidad y está tomando el
protagonismo que se merece. Es una realidad, es
una pequeña conquista que nos hace ser y sentirnos un poquito más
grandes en nuestro entorno. Pepe nos ha mostrado y hecho cómplices de una de
sus caras del alma, el alma botijera, el contacto con lo puro y por suerte en este mundo, nada maleado
ni dirigido.
Lo que pareció un juego, nuestro Bartomeu de Juan botijeando
por la red e investigando de su heráldica y ancestros se encontraron con la
sensibilidad y la grandeza humana de este melillense referente y especial, y se
produjo el necesario encuentro en este pasado Junio, limando irreales diferencias,
conjugándose el armonizar y caminar juntos por estos caminos que hacen parada y
cruce en este encuentro que hoy nos toca escribir y protagonizar
“para la historia de lo
social y de lo humilde, en esta Melilla en ferias que aúna y alimenta corazones”.
Y es que nos une entre tanto, concebir un necesario mundo en
que queremos la poesía tenga su sentido, un mundo que se sienta orgulloso de
permitirla y albergarla en el que los
sentimientos imperen y se expresen,
mostrando nuestra racionalidad y necesidad de los otros. Es que sentimos la
urgencia de cantarle a la sencillez, al barro, al agua, al fuego y a los
sentimientos. Es que nuestro Pedro Miguel Lamet admirable nos lo recuerda y nos
llama a la imagen del alféizar y el botijo en su dulce espera, a ese botijo que
contiene la alegría caliente y el frío de dentro desafiando los calores
extramuros. Es que la humildad carcelera de su barro y de su agua nos llaman a
liberarle a chorro, chorros de libertad y apague de agonía y sed campesina o
urbana por nuevo cuño.
Miguel, nuestro gran Miguel Hernández el poeta pastor,
compuso un poema en el quería llamarse barro dándole, otorgándole personalidad
casi de Don. Neruda de nombre Pablo lo tuvo presente en su insigne obra, loando
a la materia primera, a lo acuoso, febril y al alfarero que como padre lo
mimaba, porque todo su cuerpo tenía copa o dulzura destinada a quien así , como él, lo sintiese.
Yo me despido y espero
no haber cansado recordando a Facundo
Cabral, mi añorado y maestro guía,
cuando nos dice que “ nacemos para
encontrarnos pues la vida es el arte del encuentro, nos encontramos para
confirmar que la humanidad es una sola familia que habita un planeta llamado
Tierra; que somos hijos del amor y que
nacemos para la búsqueda de la
felicidad pues fuera de ella todo son pretextos”... Nosotros hoy, huimos de
los pretextos, queremos rendir homenaje
a un hombre admirable, un hermano. Ahmed Messaudi, por siempre
bienvenido
Marhbabek querido
amigo, que la vida te colme de lo mejor, orgullo de tu pueblo.
Cuida, cuidemos el presente porqué en él viviremos al momento
el resto de nuestras vidas. Libera, liberemos la ansiedad pues lo que debe ser
será.... y es que esto lo esperábamos y quizás no lo
recordábamos. Feliz día
PD: gracias a Miguel a
Pablo, a Pedro Miguel, a Facundo, a mi amigo tolkiano cómplice de mis travesuras, y sobre todo a
todos los amigos del botijo, nuestro protagonista merecido. Gracias a todos los
presentes y ausentes que nos entienden.
Pedro Gallardo, Contrapunto
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