ESCRIBIR
Escribir,
un placer no sé si el más profundo. Que tengas el acierto de que te lean, un
placer superficial. Cierto Virginia Wolf, aunque he de reconocer cada vez tengo
más superada la superficial y egoístamente me quedo en mi intento de hondura, dándome
luz.
Dicen
que los escritores, no digamos los aprendices nos sentimos obligados y
motivados por la infelicidad que nos rodea y que no escribiríamos si el mundo
circundante fuese feliz. Cierto, estimado Saramago, pero a veces intentamos
romper el círculo de nuestra intimidad para irradiar gotas de la propia
felicidad por momentos en esta infelicidad que clama liberarse.
Escribir
como terapia, como psicoanálisis baratísimo ,nos dice la genial Carmen Posadas.
Tener algo , poco o mucho que expresar nos dice Cela. Poner negro sobre blanco,
cosecha de Mallarmé al que le añado el arco iris de colores, según el momento.
Escribir
cuando cabe, cuando lo necesitas, haciendo parada cuando necesitándolo experimentas y vives alejadas sensaciones y
una creatividad que busca su expresión, necesariamente adormecida.
He
de darle la razón a Kipling con el símil
de que la escritura es una droga, no sabiendo si la más potente
inventada y al servicio de la humanidad, certificando que la acción es
elocuencia, estimado William y que lo que hacemos con reiteración es reflejo
del “nosotros”,siendo un maravilloso hábito que no necesita de la excelencia,
reservada para pocos genios dimensionados.
Que
las palabras es todo lo que tenemos nos decía Beckett, que somos seres heridos
y esto nos hace buscar y crear nuevas realidades, no tan nuevas pues están ahí
y es cuestión de tropezarse y encontrarlas, creando también las propias, plagio
de plagio por no ser en el fondo tan diferentes., pues solo es cuestión de
expresarlas.
Escribir
como una lectura de la vida, Paco Umbral, habiendo muchas lecturas y relecturas
de lo mismo con finales cerrados, abiertos, inciertos y deseos de nuevos
inicios y permanencias alargando el final
al que llegar montados en la viajera felicidad que a tantos se nos niega
o se resiste.
Escribir
como huellas digitales de nuestro alma, yendo a veces a contracorriente,
contrapunteando, abriéndonos a territorios
de la inmensurable imaginación, pensando y haciendo pensar, siendo
original que no distante con lo genial
cedido en patrimonio, imitando lo inimitable para acercarse y vestir de
reales los sueños.
Escribir
sabiendo que el final de rigor es un punto y a parte y un continuará , siendo
la maravillosa escritura como nos explicaba Voltaire, la pintura de la voz
impresa, teñida añado de sentimientos
que buscan el paralelo y aprender
de los contrastes que enriquecen, escribiendo, mi cuerda locura.
A veces, uno necesita hacer una parada. Hoy he
vuelto a caminar.
Pedro Gallardo, Ciudadano
PEDRO GALLARDO, CIUDADANO
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