jueves, 13 de noviembre de 2014

ESCRIBIR




ESCRIBIR

Escribir, un placer no sé si el más profundo. Que tengas el acierto de que te lean, un placer superficial. Cierto Virginia Wolf, aunque he de reconocer cada vez tengo más superada la superficial y egoístamente me quedo en mi intento de hondura, dándome luz.

Dicen que los escritores, no digamos los aprendices nos sentimos obligados y motivados por la infelicidad que nos rodea y que no escribiríamos si el mundo circundante fuese feliz. Cierto, estimado Saramago, pero a veces intentamos romper el círculo de nuestra intimidad para irradiar gotas de la propia felicidad por momentos en esta infelicidad que clama liberarse.

Escribir como terapia, como psicoanálisis baratísimo ,nos dice la genial Carmen Posadas. Tener algo , poco o mucho que expresar nos dice Cela. Poner negro sobre blanco, cosecha de Mallarmé al que le añado el arco iris de colores, según el momento.

Escribir cuando cabe, cuando lo necesitas, haciendo parada cuando necesitándolo  experimentas y vives alejadas sensaciones y una creatividad que busca su expresión, necesariamente adormecida.

He de darle la razón a Kipling con el símil  de que la escritura es una droga, no sabiendo si la más potente inventada y al servicio de la humanidad, certificando que la acción es elocuencia, estimado William y que lo que hacemos con reiteración es reflejo del “nosotros”,siendo un maravilloso hábito que no necesita de la excelencia, reservada para pocos genios dimensionados.

Que las palabras es todo lo que tenemos nos decía Beckett, que somos seres heridos y esto nos hace buscar y crear nuevas realidades, no tan nuevas pues están ahí y es cuestión de tropezarse y encontrarlas, creando también las propias, plagio de plagio por no ser en el fondo tan diferentes., pues solo es cuestión de expresarlas.
Escribir como una lectura de la vida, Paco Umbral, habiendo muchas lecturas y relecturas de lo mismo con finales cerrados, abiertos, inciertos y deseos de nuevos inicios y permanencias alargando el final  al que llegar montados en la viajera felicidad que a tantos se nos niega o se resiste.

Escribir como huellas digitales de nuestro alma, yendo a veces a contracorriente, contrapunteando, abriéndonos a territorios  de la inmensurable imaginación, pensando y haciendo pensar, siendo original que no distante con lo genial  cedido en patrimonio, imitando lo inimitable para acercarse y vestir de reales los sueños.

Escribir sabiendo que el final de rigor es un punto y a parte y un continuará , siendo la maravillosa escritura como nos explicaba Voltaire, la pintura de la voz impresa, teñida añado de sentimientos  que buscan el paralelo y  aprender de los contrastes que enriquecen, escribiendo, mi cuerda locura.

 A veces, uno necesita hacer una parada. Hoy he vuelto a caminar.

Pedro Gallardo, Ciudadano




PEDRO GALLARDO, CIUDADANO


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